La construcción del convento de Sant Salvador no se sabe exactamente cuando se inició. Se intuye que fueron los templarios y posteriormente los hospitalarios quienes levantaron alguna construcción de tipo residencial de la cual quedan pocos indicios. Probablemente, residió algún fraile sirviente con la misión de custodiar la iglesia. Poco después, cuando el patronato de Horta de Sant Joan pasó al obispo, quedó en cuidado de la comunidad de sacerdotes de la población, los cuales celebraban misa muy a menudo en la iglesia.
Los franciscanos llegaron dos siglos después, al año 1517, por iniciativa del magistrado de Horta de Sant Joan. Después de unos años de abandono, los gobernadores del pueblo, aprovechando una estada de Carlos I, y le pidieron que intercediera delante del Provincial de los franciscanos con el objetivo de que volviesen al convento. La petición fue exitosa y los franciscanos volvieron en el 1542.
Fue entonces, que se oficializó la fundación de el convento. Cinco años más tarde, llegó al convento un franciscano, Salvador. Tenia gran fama y contribuyó al crecimiento de la comunidad.
Entonces, en el siglo XVIII, la comunidad reunía hasta 30 religiosos, y en 1835 llegó el punto culminante, donde llegaron a ser 41 religiosos. El convento recibió muchas donaciones, y algunas de ellas por parte del obispado de Barcelona.
El convento de Sant Salvador, también conocido como “convent de la Mare de Déu dels Àngels”, se encuentra situado a 2 kilómetros del pueblo, junto al pie de la montaña de Santa Bárbara.
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